IV Domingo de Adviento

En este IV domingo de Adviento, Sª Lucas nos dice: En aquel tiempo, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David: la virgen se llamaba Maria. El Ángel entrando en su presencia, dijo: "Alégrate llena de gracia, el Señor esta contigo. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba que saludo era aquel. El Ángel le dijo: "No temas Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, sera grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinara sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin".
El espíritu del Adviento consiste en buena parte en vivir cerca de la Virgen en este tiempo en que Ella lleva en su seno a Jesús. La vida nuestra es también un adviento un poco mas largo, una espera de ese momento definitivo en el que nos encontremos con el Señor para siempre.
Dentro de pocos días veremos en el Belén a Jesús en un pesebre, y si Dios se hace hombre por mi y me ama, ¿como no buscarle? que no nos aparten de El, los aparentes fracasos de nuestra lucha interior y poca eficacia en nuestro apostolado: quien hace las cosas por amor de Dios y para su Gloria, no fracasa nunca.
Vivamos esta espera unidos a Maria, Ella es, Maestra de esperanza. ¡Como contrasta la esperanza de la Virgen con nuestra impaciencia! Ella esperó contra todas las dificultades, porque sabia que Dios nunca falta a su promesa.
Jesús nos señala que el objeto principal de la esperanza cristiana no son los bienes de esta vida:"Que la herrumbre y la polilla corroen y los ladrones desentierran y roban". Mt,6,19. sino los tesoros de la herencia incorruptible, y en primer lugar, la felicidad suprema de la posesión de Dios para siempre.
"Escuchadme los desanimados, que os creéis lejos de la victoria. Yo acerco mi victoria, no esta lejos, mi salvación no tardará" .Is.46,12,13.

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